lunes, 30 de julio de 2012

Bodensee - Alemania

28/7/2012

Salimos de Stuttgart en la mañana para pasar el día en los alrededores del Lago Bodensee, un lago que limita con 3 países: Alemania, Austria y Suiza. El motivo de este paseo fue visitar a una pareja de amigos de Seba que viven en un pequeño pero encantador pueblo cerca de la ciudad de Singen.

El camino por las carreteras alemanas fue fantástico, sin peajes (en Alemania no hay peajes yupi!), con paisajes preciosos y muy variados (pequeños pueblitos, muchas iglesias, cerros, montañas, molinos de viento, lagos, ríos, puentes, viñedos, plantaciones de maíz, etc) y sobre todo rápido. Hay partes en las rutas que no tienen límite de velocidad, por lo que se pueden ver autos yendo a 250 km/hora como si nada. Aquí hay mucha costumbre de andar rápido, y hay que tener el mismo ritmo porque sino se puede entorpecer todo.
Así que, pusimos nuestro W Eos descapotable a 220 km/hora, buena música y, concentrados siempre en el camino, llegamos a destino.


Un destino muy harmonioso, con muchas casitas con el típico estilo alemán de construcción. Todas con muchas flores en sus jardines y balcones, muy cuidaditas. Llegamos a la casa de nuestros amigos, y luego de un paseo por su pueblo, nos fueron llevando a otros lugares del lago, con vistas hermosas. Mucha gente practicando deportes acuáticos, yates y lanchas por doquier. Primero, nos llevaron a comer torta con café, haciéndole honor a mi espíritu dulcero, me pedí la torta con más chocolate que había, y para rematar, chocolate caliente para tomar. Empezó a lloviznar pero eso no nos impidió dar una vuelta por unos muellecitos que había por el lugar.
Seguimos camino, siempre bordeando el lago. Pudimos ver ciervos a través de nuestra recorrida, y bastantes viñedos. Llegamos al restaurante a las 5pm, para cenar. Una hora antes me había enchufado un pedazo gigante de torta y un vaso grandote de chocolate caliente por lo que una cena a las 5pm no me llamaba mucho la atención, pero el menú tenía tanta cosa rica que decidí sacrificarme. Una de las comidas que más disfruté fue esa. Un goulash con papas a la suiza. Riquísimo! El restaurante además estaba ubicado sobre la cima de un cerro, por lo que la vista hacia el lago que teníamos desde allí era maravillosa.
Seguimos paseando un poco los 4 por esta zona y al atardecer ya nos despedimos. Emprendimos viaje de regreso a Stuttgart, con chaparrón en la mitad del camino.


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